Da un poco de vértigo imaginarse a toda esa gente yendo y viniendo de un lado para otro, empleando parte de su vida diaria en algo tan poco productivo como desplazarse a su centro de trabajo. También observar cómo el lugar de residencia condiciona el acceso a un empleo y todo el despilfarro acumulado.
A ver si con el teletrabajo y los transportes intermodales se puede solucionar algo.
Y si echamos un vistazo a la zona noroeste, aparte de verificar que el eje Vigo-Ferrol tiene una densidad de desplazamientos similar a la de las principales regiones del país, se me viene a la cabeza la millonada de euros que nos dejamos en los peajes de la AP-9. Y subiendo día a día.
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